Desde que la microbiota entró en el radar de las ciencias de la salud no se habla de otra cosa, y no es de extrañar, porque nadie pensó que un puñado de microorganismos alimentándose de nuestros restos podrían causar tanto revuelo.
No pasa un día en que no se descubre algo nuevo, ya sea un nuevo microorganismo, una nueva conexión, una nueva sustancia beneficiosa etc. Pero pocas cosas han llamado más la atención que la conexión entre la microbiota y la salud mental.
Pues si, la naturaleza vuelve a sorprendernos con una relación de lo más anti intuitiva, lo que abre preguntas que pueden suponer un antes y un después en la forma en la que entendemos nuestro psique, como por ejemplo si hay relación entre la microbiota y la depresión, algunas enfermedades o las mismas emociones.
En este artículo os hablaré sobre qué es la microbiota, por qué no descubrimos este órgano olvidado hasta hace pocas décadas y la conexión entre nuestro cerebro y nuestro segundo cerebro, el intestino.
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¿QUÉ ES LA MICROBIOTA? EL ÓRGANO OLVIDADO
Conocemos la existencia de este “órgano” desde hace siglos, pero teníamos un gran problema para estudiarlo, los microorganismos no crecen en placas de laboratorio. Por ello pasaron desapercibidas hasta 2006, cuando unos científicos descubrieron la manera de cultivarlas de forma efectiva, desde entonces hemos descubierto decenas de miles de nuevos organismos y se han publicado más de 13000 artículos sobre el tema, aún así nos queda mucho por aprender.
Lo que sí sabemos es que lo que llamamos microbiota humana no es más que una gigantesca comunidad de microorganismos de varias especies que conviven con nuestro intestino para ayudarnos mutuamente a prosperar. Y con gigante me refiero a realmente gigante, hablamos de que hay alrededor de 40 billones de microorganismos en nuestro intestino, hay más microorganismos en nuestra microbiota que células en nuestro cuerpo.
Estas bacterias beneficiosas habitan en las paredes de nuestros intestinos donde procesan cada alimento que consumimos, sin ellas nos costaría muchísimo más realizar la digestión, de hecho se les da mejor que a nosotros digerir ciertos alimentos.
Decir que la microbiota solo tiene una función digestiva es quedarse muy en la superficie del potencial que tiene este gran grupo de pequeños seres. Tiene una gran implicación en la digestión, en las hormonas, en el sistema inmune, en la expresión genética, etc pero, como hoy nos vamos a centrar en la salud mental, hablaremos de su relación con el cerebro.
NUESTRO SEGUNDO CEREBRO, EL INTESTINO
El intestino se ha ganado este apodo con creces por un buen motivo, como bien he comentado, la microbiota gastrointestinal vive en las paredes de nuestro tracto digestivo, y esta microbiota protege la fina línea que conecta lo que comemos con nuestro cuerpo. Es una línea tan fina que, de hecho, solo tiene una célula de grosor, cuya única protección es nuestra microbiota.
Al otro lado de esa fina capa encontramos cosas de suma importancia, primero que el 70% del sistema inmune se haya concentrado al otro lado de esa fina capa, segundo, encontramos más de 500 millones de nervios a lo largo de nuestro intestino, más de los que tenemos en la espina dorsal. Y toda esta red de nervios está conectada directamente con el cerebro a través del nervio vago, esto abre un canal de comunicación bilateral en el cual ambas partes se pueden ver afectadas, tanto positivamente como negativamente.
¿POR QUÉ LA MICROBIOTA AFECTA A LA SALUD MENTAL?
Supongamos que nuestra microbiota intestinal son un grupo de soldados protegiendo esa fina barrera unicelular a la que llamaremos el puente, a través del cual la microbiota y lo que consumimos se relaciona con nuestro cerebro a través del nervio vago.
En una situación ideal nosotros alimentamos adecuadamente a esos soldados comiendo aquello que les beneficia, es decir, alimentos vegetales integrales ricos en fibra y en nutrientes. En este caso nuestros soldados cumplirán su función a la perfección, solo dejarán entrar al cuerpo sustancias buenas e incluso ellos mismos crearán sustancias muy beneficiosas para nosotros. Gracias a ello nuestro cerebro recibirá buenas noticias y le llegarán las sustancias y señales que necesita para funcionar bien.
Sin embargo supongamos que este ambiente utópico cambia y que empezamos a comer alimentos procesados, bajos en fibra, ricos en ácidos grasos saturados, azúcares, con hormonas y antibióticos, aquí la cosa empeorará rápidamente. De repente nuestros soldados empezarán a debilitarse al no recibir el alimento que necesitan, esto hará que empiecen a aparecer otros microorganismos perjudiciales que acaben superando a nuestros buenos soldados. Una vez que pasa eso comienza el caos, estos microorganismos proinflamatorios comienzan a producir sustancias tóxicas y a introducirlas en nuestro cuerpo, el sistema inmune se ve afectado y todos esos nervios envían señales al cerebro de que todo va mal, alterando significativamente la química cerebral.
ENFERMEDADES MENTALES ASOCIADAS A LA DISBIOSIS
Esto que acabo de describir se llama disbiosis, un estado en el que el equilibrio se ha roto y predominan los microorganismos perjudiciales frente a los beneficiosos y esto tiene consecuencias directas en la función cerebral.
En primer lugar es importante mencionar que el 70% de la serotonina se produce en el intestino, al otro lado de esa fina barrera, por lo que, esta famosa hormona de la felicidad se ve afectada por la disbiosis, por eso no es de extrañar que la depresión está asociada con la microbiota. Además, la microbiota sana genera sustancias beneficiosas como el butirato capaces de llegar al cerebro y cuyas propiedades saludables están más que demostradas.
Esos nervios de los que os he hablado afectan directamente al cerebro, un estado de disbiosis produce estrés en el cerebro, alterando su equilibrio químico. Por ello no es raro que cada vez veamos más asociaciones entre la microbiota y la salud mental, se han visto asociaciones desde enfermedades como la depresión hasta mejoras milagrosas con migrañas.
Aún no sabemos lo suficiente como para afirmar al 100% que la disbiosis causa enfermedades mentales, sólo estamos arañando la superficie de este tema tan apasionante, lo que sí que está claro es que están relacionados y que debemos de tener en cuenta que nuestro estilo de vida tiene una repercusión gigantesca en nuestra salud mental, ya sea a través de la microbiota o por el resto de motivos.
TIPS PARA MEJORAR TU MICROBIOTA
Para terminar quiero dejaros una serie de consejos esenciales para mejorar vuestra microbiota con el fin de que empecéis a aprovecharos de estos posibles beneficios para vuestra salud:
- Aumenta el consumo de fibra: La fibra es la clave del bienestar de nuestros soldados intestinales, nada les gusta más que comer esa fibra que nosotros no podemos digerir, al hacerlo tendremos una microbiota fuerte que nos proveerá de sustancias beneficiosas.
- Come con variedad y abundancia: No vale con aumentar el consumo de fibra de cualquier manera, también debemos hacerlo de forma inteligente, tenemos decenas de miles de especies de microorganismos y a cada uno le gusta un tipo de fibra diferente, por lo que consumir muchos tipos de fibra es el mejor predictor de salud intestinal que conocemos.
- Evita el consumo de alimentos perjudiciales para la microbiota: Aquí hallamos los clásicos como alimentos ultra procesados, con grasas saturadas, azúcares, químicos y demás. Pero debemos de sumar los alimentos animales, los cuales contienen sustancias perjudiciales como antibióticos y carnitina y cuya ausencia de fibra los convierte en un enemigo de la microbiota.
Esto es solo una pequeña parte de todo lo que podemos hacer por nuestra microbiota y lo que ella hace por nosotros, por ello si tienes contratado un Seguro de salud con Seguros Atocha tienes un descuento conmigo, Nutrivulgación. Me dedico a cambiar la vida de la gente a través de mi “Método Gheus”, el cual está orientado a reeducar en cómo comer bien, introducir hábitos de vida saludables y en cómo mantenerlo todo de por vida mientras disfrutas del proceso a través de un enfoque personalizado e integral.